PERDONO Y OLVIDO
¿Has escuchado el dicho que dice: “Perdono pero no olvido”? La verdad es que yo crecí escuchando eso, las
personas hablan de perdón pero en realidad no lo entienden hasta que tienen un
encuentro verdadero con Dios, porque recién ahí es cuando experimentamos y
conocemos lo que es el perdón.
Existe más la falta de perdón que el perdón mismo y es muy
peligroso porque si una persona experimenta la falta de perdón y sigue herido,
comenzará a herir a los que están a su alrededor trayendo como consecuencia
ofensas físicas, espirituales y emocionales.
¿Qué es en realidad el perdón?
Dejar ir, soltar a la persona que nos hirió, darle la
oportunidad de irse sin rencores, es como cancelar una deuda sin recibir pago a
cambio, es tal cuál Dios a través de Cristo ha hecho con nosotros.
Y a vosotros,
estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,
os dio vida juntamente
con él, perdonándoos todos los pecados,
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria,
quitándola de en
medio y clavándola en la cruz
Colosenses 2:12-16
En este devocional
queremos experimentar una sanidad interior y una restauración, pero sería muy
difícil lograrlo si acaso no hemos entendido y practicado el perdón, hoy
deseamos compartir contigo algunas de las cosas que hicimos como pareja para
experimentar un verdadero arrepentimiento lo que nos llevó a otorgar el perdón
y sobre todo a pedirlo en el momento necesario.
El perdón entonces
es dejar ir la ofensa, pero ¿qué pasa si ya perdoné pero me acuerdo y saco el
tema una vez más? Siendo sincera me pasaba
una y otra vez, si, ya perdoné –pensaba-
pero veía a la otra persona y el estómago se me hacía nudo, y si era mi
esposo quien me ofendió, peor porque era discusión segura y la mayoría de las
veces eran cosas o temas que él ya ni recordaba…
Aunque creía que ya había perdonado no era totalmente congruente
con la actitud que tomaba, y me frustraba porque llegaba con Dios y le decía
“la regué otra vez, no entiendo” y es que en verdad no había perdonado, sólo
había dejado de lado la ofensa. Perdonar NO es negar la
ofensa, esforzarse por olvidar lo que pasó, disculpar al ofensor, ignorar que
sucedió o pretender como dice el dicho: “que el tiempo borre las heridas”, en
realidad eso nunca va a pasar porque el único que sana y restaura corazones es
Jesús, si no vamos a su presencia y nos llenamos de Él para perdonar,
difícilmente experimentaremos la
libertad que trae consigo el otorgar el perdón; el perdón es un mandato de
Dios:
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas,
os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mateo 6:14-15
Es difícil perdonar cuando no nos hemos perdonado a nosotros
mismos, hay cosas en nuestro pasado que pudieran estar dañándonos y por ende no
podemos perdonarnos, lo importante es entender cómo es que Dios nos ha
perdonado, valorar el sacrificio de Jesús para perdón de nuestros pecados, creo que cuando entendemos eso se nos
hará más fácil perdonarnos y perdonar a otros, si Dios nos perdona ¿Quiénes
somos nosotros para no hacerlo?
Tal vez cueste trabajo perdonar de un momento a otro si es que te
han herido en gran manera, pero haciendo una comparación con Cristo, Él perdona
nuestros pecados por igual, sea una simple mentira o un asesinato pues para Él
no hay escala de pecado, no hay un “precio” diferente para el perdón, el precio
fue la cruz y a nosotros nos cuesta trabajo entenderlo y aplicarlo.
¿Qué pasa si no perdono?
Podríamos mencionar muchas consecuencias del no perdonar, pero
tocaremos las que creemos son las significativas en el lecho matrimonial y te
daremos un versículo bíblico para que puedas leerlo.
1.
Nuestras oraciones son estorbadas (Mr 11:25)
2.
Dios no recibe nuestras ofrendas (Mat 5:23)
3.
Hay amargura en el corazón (Heb 12:15)
4.
Comienza la desconfianza y celos (Stg 3:16)
5.
Se aminora el amor (la ofensa es tan grande que logra tomar el lugar del amor, en
este caso nuestro amor debería crecer más y más para lograr así cubrir la falta)
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor;
porque el amor cubrirá multitud de pecados.
1 Pe 4:8
6.
Existe venganza y manipulación (1 Ped 3:9)
7.
Murmuración (Stg 4:11-12)
8.
Hay orgullo (Prov 21:4)
9.
Ruptura matrimonial.- Este es en caso extremo, cuando ya no estamos en disposición de
escuchar ni de dar otra oportunidad, tal vez haya habido situaciones que
lastimaron de manera impresionante a la pareja, golpes físicos, verbales, otras
situaciones que son lamentables y que podrían no permitirse más en el hogar;
pero aún con eso nuestro deber es perdonar, y dejar atrás las ofensas, nada
mejor para la persona ofendida que perdonar, porque te libera, el perdón que se
ofrece a alguien en realidad beneficia al que lo otorga y no quien lo recibe.
El no perdonar y mantener la ofensa presente es como si bebieras
una botella de veneno y esperaras que quien te dañó se envenenara… nuca va a
pasar, quien no perdona se hace daño a sí mismo, hoy decidamos perdonar y
soltar ofensas, no es fácil y tal vez tendríamos que repetirlo una vez más y
las que sean necesarias hasta que estemos seguros que aunque la ofensa existió,
ya no duele más, es una cicatriz que nos recuerda lo fuerte que hemos sido al
superar eso y la valentía que tuvimos al dar el perdón a pesar de todo.
Entonces se le
acercó Pedro y le dijo: Señor,
¿cuántas veces
perdonaré a mi hermano que peque contra mí?
¿Hasta siete?
Jesús le dijo:
No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete
Mateo 18:21-22
10. Dios
no nos perdona…
Porque si perdonáis
a los hombres sus ofensas,
os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial;
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas,
tampoco vuestro
Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mateo 6:14-15
Imagínate
todo lo que acarrea el no perdonar, Dios no escucha nuestra oración, no recibe
nuestras ofensas, nos amargamos, vivimos con desconfianza etc, pero lo más
importante: si no perdonamos no recibimos el perdón de Dios, que tremendo; creo
que hemos minimizado el mandato de perdonar, tal vez necesitamos hacer una “autocrítica”
y valorar el perdón de Dios a través de Cristo, imagino tanto el hecho de que
al estar colgado en la cruz pensaba en mi, en mi nombre, en mi esposo e hijos y
aunque yo no lo mereciera Él siguió adelante por perdón de mis pecados ¿lo
imaginas?
{Perdono y
olvido}
En
realidad no podemos olvidar, no tenemos esa capacidad que sólo Dios tiene al
perdonar nuestros pecados y nunca más acordarse de ellos
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo,
y no me acordaré de tus pecados.
Isaías 43:25
Nosotros
podemos perdonar las ofensas que hayamos recibido, pues Dios trata con nuestro
corazón, lo restaura, solo así podremos recordar lo que nos hayan hecho sin
sentir dolor ni enojo, eso dará evidencia que ya hemos perdonado verdaderamente.
Esto
tal vez no sea lo más fácil ni lo más rápido, pero al final veremos la
recompensa de nuestro trabajo por haber tomado la decisión de perdonar y
entregársela a Dios para que Él tome las riendas de la situación, moldee
nuestro corazón y lo restaure.
Te
compartimos algunos pasos que seguimos nosotros como pareja que nos funcionaron
para perdonar de verdad.
·
Decide
perdonar. El perdón es una decisión, no esperes “que te
den ganas” de perdonar porque nunca lo sentirás, el perdón lo otorgamos (y lo
pedimos) por querer ser libres y seguir adelante sin estorbo. Comienza contigo
mismo para liberar tus propias cargas, verás que de esa forma es más sencillo
perdonar a alguien más.
·
Analiza
que es lo que está causando la ofensa. Por lo regular son cosas que no son graves, (habrá
sus excepciones y eso tendrías que hablarlo con alguien más), te recomendamos
hagas una lista de qué es lo que está ofendiéndote, empieza desde tu niñez, de
ti misma si acaso te ofendes con tus labios o tus pensamientos, hazlo igual con
cada etapa de tu vida y hasta el día de hoy al lado de tu pareja.
·
Aprende
a escuchar a tu pareja sin juzgar. Ya que identificaron qué es lo que les ofende
compártanlo en pareja, siempre teniendo en cuenta que escucharás algo que te
molestará, sean objetivos el fin de que se compartan comentarios o críticas el
uno al otro debe ser para edificarse mutuamente y no para recordar una vez más
lo mal que se han hecho. Es un tema que debe tratarse con madurez para no
ofenderte nuevamente, escucha… no te enfades, aprenderás más sobre tu pareja y
sin duda crecerá tu relación pues te conectarás más con él o ella.
·
¡Perdona!
Ya conoces
que le ofende, ya dijiste que te ofende a ti ya liberaste esa parte,
descansaste al hablar y ser escuchada; ahora perdona, háblalo, dilo no te quedes
en el perdón interno, ese que sólo tú escuchaste, a tu pareja le hace falta
saber que es perdonado al igual que tú necesitas sentirlo y darlo… háblalo tal
cual lo menciona la Palabra de Dios:
Confesaos
vuestras ofensas unos a otros,
y orad unos por otros, para que seáis sanados.
La oración
eficaz del justo puede mucho.
Santiago 5:16
·
Oren uno
por el otro. Después de otorgarse el perdón lo más
recomendable es que oren mutuamente, tal vez tu pareja no es de muchas palabras
o no sabe orar, no importa oren juntos, derramen su corazón ante Dios, permítanle
al Espíritu Santo hacer la obra completa al unirlos nuevamente, invita a Cristo
a ser uno más con ustedes en su matrimonio, bendice a tu pareja, habla palabras
que edifiquen su unión, decidan amarse más que el día anterior, busquen de Dios
juntos y no permitan que las ofensas del pasado manchen lo que han logrado hoy
con el perdón.
{APLICACIÓN}
Establece
límites, no permitas que las ofensas regresen a tu vida, de ésta manera te
darás cuenta de que has perdonado realmente “cuando recuerdes las ofensas y ya
no haya dolor ni enojo” te recomendamos que si hay algo “nuevo” que pudiera
ofenderte o que no hayas sacado por completo háblalo antes de que se haga un
problema grande, ya que la intención del matrimonio es crecer juntos y no
dañarse uno al otro; al final del día lo que buscamos es hacer feliz a nuestra
pareja porque de ese modo seremos felices los dos.
{ORACIÓN}
Padre
en nombre de Jesús, gracias por enseñarme acerca del perdón, hoy valoro de
manera especial el sacrificio de Cristo para perdón de mis pecados, no había
entendido que el perdón que yo otorgo no es nada comparado con el dolor que Él
experimento para yo recibir tu perdón, me arrepiento de las veces que no
perdoné por orgullo, perdóname Señor por no obedecer tu mandato del perdón, hoy
entrego mi corazón a ti para que una vez más lo sanes y lo restaures, he
decidido perdonar a quienes me han ofendido, me perdono a mí, pido perdón de la
misma manera a quienes he lastimado, permíteme cambiar y mejorar para ser un
verdadero discípulo tuyo y enseñar a otros de que el perdón es verdadero y se
experimenta a partir de que decidimos darlo, gracias por tu misericordia y
amor. Amén.
Siendo
uno con Él
Carlos y Karla
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