¿Cuántas
veces hemos sentido que alguien más tiene las cosas que nosotros necesitamos? ya sea en el hogar, en el trabajo, en la
iglesia, en el matrimonio, con nuestros hijos o en nosotras mismas? ¿En qué
momento es cuando dices ¡no puede ser! qué necesito hacer para tener eso que
anhelo?
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Un buen puesto
·
Un matrimonio estable
·
Estabilidad en tu hogar
·
Mejores relaciones con tu familia y la de tu esposo…
Como
esposas, sabemos la importancia del papel de nuestro esposo en la vida espiritual;
veamos el ejemplo de Elcaná en el primer capítulo de Samuel dice:
“Todos los años aquél varón
subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los
ejércitos…”
1Samuel 1:3
Un pilar
importante en cualquier hogar es el esposo como cabeza de familia, como
sacerdote del hogar, como ejemplo para seguir a Dios en su camino. Nuestro
esposo, nos da lo mejor, porque nos ama aunque, a veces eso no “suple” las necesidades
que tenemos como mujeres y podemos ver
en el versículo 6 y 7 que dice:
“Y su rival la irritaba,
enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová la irritaba así, por lo
cual Ana lloraba, y no comía”.
Creo que
pasó mucho tiempo para que Ana saliera de su “conformismo” porque según en el
versículo 4 Elcana tenía hijos e hijas con Penina, así que quiero pensar que
Ana duró bastante tiempo llorando por ese hijo que no tenía.
Hasta que
decidió hacer algo por su vida y por sus sueños, en el versículo 8 dice:
“Y Elcana su marido le dijo:
Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes?
¿Y por qué está afligido tu corazón?
¿No te soy yo mejor que diez hijos?”
Yo me
imagino a Ana sentada con la cabeza en sus rodillas y los brazos cubriendo su
rostro llorando amargamente, cuando se acerco su esposo y en todo su amor le
formuló esas preguntas, sin afán de ofender o de hacerla sentir mal, pero a
veces las mujeres necesitamos más, no que los varones no nos “llenen” sino que
las mujeres tenemos sueños e ilusiones así como metas personales.
“Y se levantó Ana después que hubo comido y
bebido en Siló…”
1 Samuel
1:9
Supo que era el momento de
actuar…
Supo que era el tiempo
exacto, el tiempo preciso para ver un milagro en su vida…
El momento justo en el que
Dios la escucharía…
No tenía absolutamente nada
que perder, y todo para ganar…
Así que “Mientras el sacerdote Elí estaba
sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,
ella con amargura de alma oró a
Jehová, y lloró abundantemente”
1 Samuel
1:9b-10
Sabía lo
que estaría por pasar, Dios es así, nos hace saber cuándo actuar, y nos muestra
el papel importante que tienen nuestras autoridades espirituales, Elí estaba presente mientras que Ana
estaba decidida a actuar.
Es una
parte importante y que me encantaría hacer un paréntesis, porque es necesario
una buena comunicación con nuestras autoridades espirituales, esto porque ellos
son los que están pendientes de nuestro crecimiento y andar con Dios, ellos
oran e interceden a Dios por nosotros, se preocupan y velan, es por
eso que la comunicación con ellos es primordial porque así sabrán cómo apoyarnos en oración; creo que por eso hace mención ese versículo de que el sacerdote Elí estaba ahí
cuando Ana llegó a orar y desahogarse con Dios.
En el
versículo 11 podemos ver como Ana realmente estaba desesperada por su
situación. Dice:
“E hizo voto, diciendo: Jehová de los
ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva,
y te acordares de
mí y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón,
yo le dedicaré a Jehová todos los días de su vida y no pasará navaja sobre su
cabeza”…
Creo que
Ana realmente SABÍA que es lo que quería para su vida y para suplir su
necesidad en ese momento, tanto que en su oración pidió EXACTAMENTE lo que
deseaba, un hijo varón pidió con exactitud lo que
deseaba ver y tener, en su oración puedo ver que también estaba segura que lo
tendría (Activó su Fe) pues hace mención de que no pasará navaja sobre su
cabeza; hizo un voto pero ella sabía que Dios vería su amor, su deseo, su
necesidad, su corazón, pero sobre todo SU FE…
Versículo
12: “Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí
estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente
se movían sus labios y su voz no se oía, y Elí la tuvo por ebria”
No fue una oración de unas cuantas
palabras, dice este versículo que ella oraba largamente, lo que me hace pensar
que ella realmente tenía:
1. Una relación intensa con Dios
2. Un deseo por ver su sueño hecho
realidad
3. Un agradecimiento enorme por lo que
vería realizado
Derramaba
su corazón, no necesitaba hacer grandes aspavientos ni mostrarle a nadie lo
“espiritual” que era, ella
sabía con quién tenía que ir, y a quien mostrarle cuánto había crecido, con
Dios, sólo con Él.
“Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás
ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No Señor mío; yo soy una
mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado
mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque
por la magnitud de mis congojas he hablado hasta ahora.”
1Samuel
1:14-16
Después que
Ana se sincero con Elí este le respondió:
“Elí respondió: y dijo: Ve en paz, y el Dios de
Israel te otorgue la petición que le has hecho.
Y ella dijo: Halle tu sierva
gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino,
y comió y no
estuvo más triste”
1Sam
1:17-18
"Ve en paz y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho" ¿Se imaginan a
Ana? Yo creo que abrió los ojos grandemente, sintió mariposas en el estómago,
sonrió y supo que eso que tanto había estado esperando y soñando estaría por
llegar, esa bendición que había estado “guardada” llegaría pronto…
Por eso es
que mas delante dice: “Y se fue la mujer por su camino, y comió y no estuvo más
triste” supo que llegaría el tiempo adecuado, confió, tuvo fe y tuvo paciencia
también. Así es Dios, nos
da esperanza, aliento, da la seguridad que lo tendremos y nos hace sentir confiados tanto que
no hay más tristeza, más desesperanza…
Y ya para
finalizar dice el versículo 19:
“Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en
Ramá.
Y Elcana se llegó a su mujer, y Jehová se acordó de ella”…
Ser agradecidos con Dios no importa que aun no
veamos las cosas realizadas, no importa que parezca que no llegan aún… no
importa, seamos agradecidos con Dios y tengamos la confianza que Él lo hará, en
el momento preciso, pero es
ahora el tiempo en el que
debemos pararnos de ese llanto, de esa autocompasión y salir caminando
victoriosos hacia el lugar santo; ahí donde esta nuestra razón de vida y nuestro
refugio, caminemos con los ojos viendolo a Él y con la seguridad de que él
escuchará nuestra oración…
“porque todas las promesas
de Dios son en el sí, y en el amén,
por medio de nosotros para
la gloria de Dios”
2 Cor. 1:20
Renovada en Su Gracia
Karla
Amen amen. Me han llegado en el momento exacto tus palabras. Mi Dios ya no quiere más llanto ni más autocompasion para mi. Quiere que camine por fe y que le tenga confianza. Gracias Karla por compartirnos.
ResponderEliminarameeen Anayeli!!! Dios te bendiga y guarde, es tiempo de levantarnos :) un abrazo y bendiciones!
EliminarQue lindo puedo compartirlo con el grupo de mujeres?
ResponderEliminarclaro que sí!!! que sea de mucha bendición, saludos y gracias!!! =)
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