Hace mucho que
estudié este tema y me impactó, hace unos días lo volví a leer como parte de mi
devocional y ¡ah! Quiero compartir lo que aprendí o entendí.
Resulta que existió
un hombre de Dios llamado Elí que tenía dos hijos (Ofni y Finees) quienes eran
sacerdotes de Jehová, ambos eran impíos, eran pecadores y no tenían
conocimiento de Jehová. ¿Es posible que sirvan a Dios sin conocerle? Si. Motivo
por el cual el pecado es común, es normal y menosprecian el servicio a Jehová.
En ese mismo tiempo,
había un chico llamado Samuel quien fue producto de la oración de Ana a Dios,
un derramamiento de adoración a Él y de persistencia delante de Dios para
recibir la bendición de ser madre. Él fue consagrado al servicio de Dios y no
tenían ni idea que sería un gran profeta con el que Dios tocaría y cambiaría el
rumbo del pueblo de Israel.
Eli que fue un sumo
sacerdote y un juez de Israel conocía de los pecados que cometían sus hijos y aunque
les advirtió de las graves consecuencias de sus actos, ellos decidieron seguir
pecando contra Dios. (Puedes leer la historia en 1 Samuel 2)
No, hijos míos, porque no es buena fama la que
yo oigo;
pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.
Si pecare el hombre contra el hombre, los
jueces le juzgarán;
mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién
rogará por él?
Pero ellos no oyeron la voz de su padre,
porque Jehová había resuelto hacerlos morir.
1
Samuel 2:24-25
¿Hacerlos morir? No olvidemos
que Dios es “Santo, Santo, Santo” y ellos estaban pecando contra Jehová mismo al
menospreciar su santidad, pasar por alto su soberanía y preferir los placeres
del mundo que vivir en santidad a Jehová. ¿Por qué dudar de su poder?
Llegó a Elí un varón
de Dios para hacerle saber que sus hijos estaban pecando y que Dios había
resuelto quitarlo de su lugar como sacerdote
para siempre… ¡para siempre! Porque
había honrado más a sus hijos (y sus decisiones fuera de Dios) que a Dios mismo.
¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis
ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo;
y has honrado a tus hijos
más que a mí,
engordándoos de lo principal de todas las
ofrendas de mi pueblo Israel?
Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo
había dicho que tu casa y la casa de tu padre
andarían delante de mí
perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová:
Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los
que me honran,
y los que me desprecian serán tenidos en poco.
1
Samuel 2:29-30
¡Qué tremendo! Y sabes
que con tristeza se sigue viendo esa situación en muchos corazones de hombres y
mujeres de Dios, un pie en el mundo y uno en las cosas de Dios. Un pie en
santidad y otro en banalidad. No podemos servir a dos amos, no podemos decirnos
consagrados para Dios y seguir permitiéndonos cosas que no agradan y no
glorifican en nada a nuestro amado Padre.
Mujer, no olvidemos
la soberanía de Dios, no olvidemos el poder que Él tiene para quitar y dar
vida. ¿Y la gracia? Porque podemos pensar que Él ya no actúa como en el Antiguo
Pacto, que su misericordia se extiende cada día, y que su gracia nos libra de
su furia; Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos y es Santo ayer, es Santo
hoy y será Santo por la eternidad y ¿qué demanda de nosotros para poder estar
en comunión con Él? Santidad.
Seguid la
paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Hebreos 12:14
Hemos adquirido muchas veces más temor por el hombre que por
Dios mismo, nos preocupamos más por agradar al hombre que al mismo Dios. Tengamos cuidado con eso mujer. Y
este artículo no es para condenar ni juzgar a nadie, sino para exhortar y hacer
un llamado a re direccionar nuestra forma de vida si acaso es incorrecta.
Este pasaje Bíblico, la historia de Eli y sus hijos me hacen
reflexionar en mi propia vida y en la de mis hijos. En cómo es que a pesar de
que yo tenga conocimiento de Dios y le sirva, no quiere decir que mis hijos
serán igual, necesito enseñarles, orar con ellos, consagrarlos a Dios tal cual
lo hizo Ana con Samuel, exhortarles, instruirles en el camino desde pequeños y
llevarlos por un camino de Santidad que empieza en uno mismo y nuestra relación
con Dios; hablarles las cosas claramente, sin maquillarle nada porque entonces
caeríamos en el juego que cayó Elí, y hablarles la palabra de Dios,
mencionarles que todo cuanto hagamos debe ser para darle honra y gloria al
nombre de Jehová el Santo de Israel, si no cumple ese fin, entonces ¡no lo
hagas! Porque hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es
camino de muerte. Cuidemos de nuestros hijos, nuestra relación con Dios y
vivamos una vida de Santidad a Jehová.
Y si te dijeran ¡ah! Pero en el Nuevo testamento vivimos por
gracia de Dios... si, es correctísimo, pero en el Nuevo pacto nuestro amado
Jesús en voz de Pablo nos dijo:
Todo me es
lícito, pero no todo conviene;
Todo me es
lícito, pero no todo edifica.
1 Corintios 10: 23
Todo el capítulo 10 de 1 Corintios es un llamado a vivir en
santidad, para vivir una vida que glorifique a Dios. Seamos sensibles a la voz
de Dios en su Palabra, Él nos muestra en ella la forma que debemos vivir una
vida conforme Él la diseñó para nosotros. ¡Ánimo mujer! Todo cuanto hagamos,
compremos, comamos, vistamos, hablemos… ¡todo! Preguntémonos ¿esto glorifica a
Dios? ¿Esto me acerca más a su corazón?
¿Mi vida espiritual es vivificada? y si no es así, es necesario re direccionarnos
con Dios.
Dios te bendiga y guarde mujer, no dejes de orar y de honrar
y glorificar su nombre.
Renovada en Su Gracia
Karla
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