La mujer en la congregación.
La mujer ha desempeñado un papel muy
importante en el plan de Dios, y en la
historia.
Y en los últimos años su
desempeño en todas las áreas lo vemos
cada vez más.
Las empresas con mayor
cantidad de mujeres obtienen 34% más de ganancias.
Las empresas con al menos una
mujer en su comité ejecutivo tiene un retorno sobre capital accionario 44%
mayor a los que solo tienen hombres.
En México las mujeres laboran
áreas como:
Humanidades, educación,
ciencias de la salud y artes. Y 78% trabajan en el sector salud y en
educación.
Las mujeres representan el 41%
de la fuerza laboral.
De acuerdo con la ONU de 198
países, 33 han tenido presidentes mujeres.
Y así podríamos seguir mencionando su importancia en nuestro mundo actual, y vemos como su influencia es cada vez
mayor.
Y por eso nos preguntamos ¿El papel de
la mujer en nuestras congregaciones es también importante?
El apóstol Pablo en Romanos 16 y Filipenses 4:2,3, destaca a una serie de
líderes y entre ella a las mujeres que
trabajaban en la obra del Señor, con creyentes adentro de la obra y afuera con
los inconversos.
En todos estos hechos de
servicio y colaboración nos enseña que el trabajo cristiano no es
para ejercer dominio sobre hombre o mujeres,
sino para servir.
Y Pablo les anima diciéndoles
lo mismo que les había dicho en Tesalónica, que reconocieran a los que
trabajan, presiden o amonestan.
Una mujer que conoce al Señor
Jesucristo, conoce su obra y sigue sus mandatos, ahora va a anunciar a hombres
y mujeres que Jesús es el Salvador del
mundo. Y va a ejercer un sacerdocio no hereditario, sino constituido por Dios.
El cual consiste en ofrecer sacrificios de labios que confiesan el nombre del
Señor. Puede orar, alabar, predicar,
servir, y enseñar. Según sus dones y
talentos.
“Más vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa,
Pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel
Que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable.”
Jesús fue quien cambió la comunidad, y les ofreció a las
mujeres incluirlas en su Reino.
El tenía seguidores, hombres y mujeres que viajaban,
estudiaban, aprendían y ministraban juntos.
Jesús incluyó a todo aquel que cree en El.
“Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni
mujer,
Sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.”
Gálatas 3:26-28
“Debido
a que compartimos una humanidad común,
el llamamiento supremo de la mujer
Es el
mismo llamamiento supremo de hombre: La aventura gloriosa de llegar a conocer la voluntad de Dios.”
John
Ortberg
“Es
por Jesús que las mujeres han viajado a
otros continentes y pasado décadas
aprendiendo un idioma extraño a fin de ser capaces de traducir e evangelio,
iniciar iglesias, cuidar a los enfermos, educar a los que no saben, y marchar
por los oprimidos.”
Juliana
de Norwich
“Las
mujeres fueron las primeras en estar presentes cuando nació y las últimas en
irse de al lado de la cruz cuando murió.
Presentes ellas cuando resucitó. Estuvieron
a su lado, porque estas mujeres no habían conocido a ningún otro hombre como
Jesús, profeta, maestro, que jamás las
hostigó, ni las lisonjeó, ni las coaccionó, ni las trató con desdén, alguien
que tomó en serio sus preguntas, que no las marginó, ni las hizo a un
lado, tampoco les reprochó, ni las
condenó por ser mujeres.”
John
Ortberg
El papel de la mujer en la congregación es muy importante,
por su influencia en su familia y la sociedad, por la manera en que nos hizo el
Señor, porque es en la comunidad del creyente donde la mujer ejerce sus dones y
talentos, dados por Dios.
Es donde puede florecer y cumplir el propósito que Dios le
ha dado a cada una.
El papel de la mujer en la congregación tendrá importancia
y fuerza en la medida que la mujer se identifique con su Señor.
Una mujer puede hacer muchas cosas estando en Cristo,
porque todos sus hechos estarán
transformados por el poder de Su espíritu.
Podríamos hablar mucho de todo lo que las mujeres han
aportado a la historia del cristianismo, en muchas áreas. Y seguirán siendo las
mujeres que conocen a Jesús personal e
íntimamente las que continuarán influenciando a sus esposos a sus hijos, a sus hermanos y
hermanas y a todos con los que se relacionan.
En nuestra sociedad cada vez se reconoce más su trabajo y aportación en el mundo
laboral, político y artístico. Jesús las
reconoció mucho antes para incluirlas a su Reino.
El papel de la mujer en la congregación solo tendrá valor,
cuando la mujer se reconozca como hija
de Dios, heredera de sus promesas y colaboradora con Cristo.
Que mejor lugar para servirle y adorarle que en la
comunidad que El instituyó.
Que sea este nuestro anhelo. Usar nuestros dones y
talentos, nuestras diferentes personalidades, nuestra mente y corazón restaurados
por aquel que nos amó primero, en la congregación local donde nos encontramos,
para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz.
Eva García de Hernández
Durante
40 años ha dedicado su vida al Servicio de Dios, ahora junto a su esposo da
clases de educación Cristiana en la congregación donde han sido sembrados.
Puedes leer más de ella en su página de Facebook Mujeres Fuertes y en su reciente blog Reflexiones sobre nosotros
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