Toda
una vida tratando de formar una familia, un hogar que parece cada vez más
lejano, hijos que se olvidan de sus padres, padres que dan su vida para ver en
sus hijos lo que no pudieron ver logrado en ellos mismos.
Al final
de la vida, nuestro Dios no nos preguntará ¿Qué casa compraste? ¿Cuántos
títulos colgaste en la pared de tu estudio? ¿Viajaste lo suficiente? ¿Qué universidad
les pagaste a tus hijos?
Es
bueno e importante darle todo eso a nuestros hijos, aún nosotras mismas,
fomentar el anhelo a superarse, nosotras cumplir sueños y objetivos, alcanzar
metas, pero nada de eso es tan importante como nuestra dependencia a Dios; nada
tan importante como cada día buscar parecernos más a Jesús.
El Salmo 127 es hermoso mira que dice en su totalidad en la
versión RVC
Si el Señor no
edifica la casa,
de nada sirve que los edificadores se esfuercen.
Si el Señor no protege la ciudad,
de nada sirve que los guardias la vigilen.
de nada sirve que los edificadores se esfuercen.
Si el Señor no protege la ciudad,
de nada sirve que los guardias la vigilen.
Jehová
como principal edificador en nuestro hogar, ¿quién nos puede ayudar a construir
una familia? Aquél que la diseñó.
Por demás
está que nos esforcemos en tener la casa más hermosa si dentro es un infierno,
por demás está que aparentemos tener la mejor familia si delante de Dios no es
así. ¿Por qué pasa eso? Porque nos hemos olvidado de que Dios es quien nos
enseña, nos anima y nos instruye en como tener un hogar de acuerdo a su diseño
divino.
Si
no es Dios el que guarda nuestro hogar, en el que depositamos nuestra
confianza, en quien descansamos para provisión, de nada sirve que trabajemos y
trabajemos porque no tendremos la paz de Dios, entonces estaremos frustradas,
amargadas y con estrés por no saber lo que acontecerá.
De nada sirve
que ustedes madruguen,
y que se acuesten muy tarde,
si el pan que comen es pan de sufrimiento,
y el Señor da el sueño a los que él ama.
y que se acuesten muy tarde,
si el pan que comen es pan de sufrimiento,
y el Señor da el sueño a los que él ama.
¡Uf! la Palabra de Dios es clara, muy clara. De nada
sirve que hagamos y hagamos cosas para obtener lo que necesitamos, que
trabajemos y trabajemos sin descanso, que nos preocupemos y busquemos por todos
los medios obtener bienes y aún lo necesario para vivir si Dios no está con
nosotras.
Dios le da descanso a quienes confiamos en Él, a quienes
le amamos por encima de todas las cosas, a quienes le damos el primer lugar en
nuestra vida y hogar. Necesitamos estar siempre con Él porque: “Separados de mi, nada podéis hacer”
Juan 15:5
Los hijos son un
regalo del Señor;
los frutos del vientre son nuestra recompensa.
los frutos del vientre son nuestra recompensa.
Los hijos que
nos nacen en nuestra juventud
son como flechas en manos de un guerrero.
son como flechas en manos de un guerrero.
¡Dichoso aquél
que llena su aljaba
con muchas de estas flechas!
No tendrá de qué avergonzarse
cuando se defienda ante sus enemigos.
con muchas de estas flechas!
No tendrá de qué avergonzarse
cuando se defienda ante sus enemigos.
Una
bendición más por tener a Dios como nuestra prioridad, es la vida de nuestros
hijos. ¿Sabes? Cuando vivimos bajo la cobertura de nuestro Dios y Padre,
aprendemos algo hermoso a ver a nuestros hijos como Dios los ve. ¿Cómo lo sé? Porque lo he vivido, hace tiempo en el que no
dependía de Dios por completo, veía todos los errores y defectos de mis hijos
como algo que me quitaba la paz, no sé si me explico; no los disfrutaba tanto
como ahora.
Los
he amado desde antes de conocerlos, pero hubo tiempo en el que sufrí por sus
actitudes, su forma de aprender, etc. hoy te puedo decir con franqueza que, he
aprendido a amarlos en todo momento, en sus altos y en sus bajos, en las
rabietas y en los momentos en los que están como muéganos conmigo y no se me
despegan. Dios ha sido bueno en darme la oportunidad de verlos crecer, de
disfrutar sus diferencias de uno y otro, me ha permitido cada día aprender un
nuevo lenguaje de amor con ellos, ha sido bueno en permitirme ser quien les
instruye en el camino de Dios y no se han dejado llevar por las corrientes del
mundo. Creo en Dios que ellos saben y diferencian lo santo de lo común y que
aún en su edad adulta, aprenderé a amarlos cada día más y más.
Tú
como yo, somos unas guerreras quienes tenemos en las manos a nuestros hijos,
ellos quienes serán lanzados un día con el favor de Dios a cumplir el propósito
divino para su vida. Somos dichosas, bienaventuradas de tenerles para guiarles,
instruirles en la verdad antes que alguien más intente hacerlo. Y de esa forma
estaremos confiadas que cuando vengan con doctrinas diferentes, con
invitaciones al pecado, a olvidarse de Dios, Él nos respaldará y nuestros
enemigos, los enemigos de nuestros hijos, los enemigos de nuestra alma saldrán
huyendo, corriendo sin siquiera poder avergonzarnos ni tocarles a ellos.
Dios
ha sido bueno mujer, y lo sigue siendo hoy mismo. Padre, ven, establece tu reino en mi hogar, sé tú el primero
siempre, que tu presencia esté con nosotros todos los días, en Cristo Jesús
amén.
Renovada en Su Gracia
Karla
para una cuarentena de oración exclusiva para damas.
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