“pero a causa de las fornicaciones, cada uno
tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con
la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no
tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el
marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al
otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos
sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente
Satanás a causa de vuestra incontinencia.”
1 Corintios 7:2-5
No sabes cómo
me ha costado escribir este artículo, me ha costado porque es un tema del que continuamente
recibo mensajes pidiendo orientación y me es doloroso ver que se vive en muchos
hogares cristianos. Muchos varones,
cabeza de familia, hombres honorables, están rechazando a su esposa en la
intimidad.
Las relaciones sexuales son un regalo hermoso de parte de Dios,
para vivirse dentro del matrimonio. Entonces ¿Por qué continuamente se pierde el deseo de estar con
nuestra pareja? Crecí escuchando que las mujeres se niegan a su esposo para
obtener algo, claro, mujeres que no tenían temor de Dios, pero ahora se me hace
tremendo que quienes se estén negando sean los varones, y no precisamente para
obtener algún beneficio sino, simplemente porque no tienen deseo.
He sabido de
varones que perdieron el interés en su esposa por ser adictos a la pornografía,
unos más porque eran infieles con otra persona, otros por cuestiones físicas o
enfermedad, otros por el físico de la mujer. Pero ¿y aquellos que no entran en ninguno
de los anteriores? ¿Qué sucede con aquellos que han perdido el deseo sexual por
su esposa sin que haya alguna razón aparente? mujeres hermosas, amas de casa
dedicadas, sumisas, mujeres fieles e ideales siendo rechazadas en la intimidad.
¿por qué?
No cabe duda
que el enemigo de nuestra alma busca por todos los medios desvalorizarnos,
acabar con nuestro corazón y derribar nuestro matrimonio, nuestra familia. Las relaciones sexuales son una manera
hermosa de honrar y glorificar a Dios, nos estamos uniendo a la persona con
la que decidimos pasar el resto de nuestra vida, nos estamos haciendo uno solo,
un solo ser para nuestro Dios. Se trata de entrega total a nuestro esposo, de
estar convencidas de que nos pertenecemos uno a otro.
Cuando ese
vínculo es roto o separado por un largo tiempo, estamos vulnerables a ser tentados
y pecar.
No os neguéis el
uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento,
para ocuparos sosegadamente en la oración; y
volved a juntaros en uno,
para que no os
tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
1 Corintios 7:5
El enemigo lo sabe muy bien, buscará hacernos
pecar de una u otra forma, de hacernos
sentir sin valor, sin amor, feas, indeseables e incapaces de satisfacer a
nuestro esposo. Nada de eso es verdad, nuestra
identidad está en Cristo y la sexualidad en el matrimonio no debería cambiar la
imagen que nos ha sido dada.
He recibido
muchos mensajes que me preguntan: “¿Por
qué mi esposo no me desea?, ¿Habrá otra mujer?, ¿Será adicto a la pornografía o
a la masturbación?, ¿No seré lo que él desea?” y, sinceramente no tengo la
respuesta a ninguna de esas interrogantes, cada una conoce a su esposo, al
hombre con quien se casó y aun si no lo conoce lo suficiente, Dios sí. Dios lo
diseñó, Dios lo hizo de manera tal para que se complementara con la mujer de su
juventud, Dios lo observa, lo conoce, sabe qué sucede con él y el por qué su
deseo sexual ha disminuido tan drásticamente; Él sabe si hay pecados ocultos,
si se trata de una enfermedad que aún no le detectan, sabe si acaso hay otra
razón.
Si estás en una
situación similar, lo más sabio será orar… orar y hablar con él de frente, buscar la solución juntos pues ambos se
complementan, buscar consejería en la iglesia donde se congregan y
entregarse por completo uno al otro y es que se necesita ayuda, ambos
necesitan confesar el pecado, arrepentimiento, pedirse perdón y orar para que
Dios derrame su Gracia y se puedan amar con el amor que Dios nos muestra en 1
Corintios 13
Dios quien creó la sexualidad es quien puede
ayudarte, apoyarte y darte la respuesta. Él trabajará en cada uno, de manera
que su vida sexual conyugal sea sana, de acuerdo a su diseño divino, lejos de
la inmoralidad, del pecado y de la falta de deseo uno por otro. No desmayes, busca a Dios, que sea Él quien
te muestre (o a ambos) qué es lo que está sucediendo, lo que pueden hacer para
renovar ese deseo, la pasión, el romance. Dios sabe, déjate guiar y no te
rindas.
Sea bendita tu fuente,
y regocíjate con la mujer de tu juventud,
amante cierva y graciosa gacela;
que sus senos te satisfagan en todo tiempo,
su amor te embriague para siempre.
Proverbios 5:18-19
En Su Gracia
Karla
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Gracias Karla por este articulo es de gran bendición.
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