Una terrible prueba de fe {Primera parte}
Para comenzar…
Como cada lunes, te comparto el cuestionario del tema de esta semana con las preguntas para
completar de acuerdo con tu estudio y preguntas para reflexionar.
Oremos pidiendo que el Espíritu Santo nos dé
sabiduría y nos muestre lo que Dios desea mostrarnos, a través de los
versículos que estudiaremos.
Estudiamos
la vida de Abraham y cómo todas las promesas hechas por Dios fueron completadas
en Jesucristo. Como Abraham tendría un nombre grande, sería una nación grande y
tendría una descendencia innumerable, también iba a ser de bendición para toda
nación, lenguas y pueblos. Y aunque no entendió cómo Dios lo iba a hacer, el
creyó a Dios y se le contó esto por justicia.
Hoy
queremos comenzar a estudiar la gran prueba que Dios orquestó para Abraham con
su hijo Isaac. Dios estaba formando a través de esta prueba a Abraham como el
padre de la fe. Esta prueba fue crucial para diferenciar si la fe de Abraham
estaba puesta en Dios, o si su fe estuvo puesta en la promesa de Dios, en su
hijo Isaac.
Esta es
una historia bien conocida por todos nosotros, leamos el relato en Génesis
22:1-2
“Aconteció que después de estas cosas, Dios probó a Abraham, y
le dijo: ¡Abraham! Y él respondió: Heme aquí. Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo,
tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en
holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.”
Abraham
esperó 25 años hasta que Dios completó su promesa, él creyó en Dios durante
todo este tiempo. Cuando él tiene la evidencia de que Dios es fiel a sus
promesas le pide a Abraham entregárselo. Y más aún, pide que sea el mismo
Abraham quien lo sacrificara. Fue una gran prueba.
Nosotras
que somos cristianas, que hemos caminado con Dios por años, hemos visto
trabajar a Dios en nosotras, en nuestras familias, en nuestras iglesias, que
tenemos todas las historias de la Biblia, incluyendo esta historia de Abraham,
¿Cuántas de nosotras estaríamos dispuestas a cumplir esta prueba que tuvo
Abraham?
Leamos lo
que Abraham hizo en Génesis 22:3 “Abraham
se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a
su hijo Isaac; y partió leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar
que Dios le había dicho.” Al leer esto, pensamos en el dolor que Abraham experimentó
y nos imaginamos el tener una prueba así, sin duda necesitamos la fuerza del
Señor porque en nuestra humanidad no podemos, es el Señor trabajando en
nosotras.
Las
pruebas no necesariamente suceden de forma rápida, sino que pueden extenderse
en el tiempo, y mientras duran, debemos mantenernos en obediencia. Génesis 22:4
nos dice: “Al tercer día alzó
Abraham los ojos y vio el lugar de lejos.” él caminó en compañía de su hijo
durante 3 días sabiendo que Dios le estaba pidiendo sacrificarlo. Y sabemos que,
para aquel momento, Isaac no era un niñito pequeño porque el versículo 6 nos
dice que él mismo fue quien buscó y cargó la leña para llevarlo al sitio
elegido para ofrecer el sacrificio.
En el versículo 7 vemos a Isaac preguntando a su
padre donde tenía la carne para el holocausto, así que Isaac tenía el
conocimiento suficiente en el ritual como para reconocer que faltaba el
cordero. Mira la sabiduría de Abraham en su respuesta a Isaac en el versículo 8
“Y Abraham respondió: Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto,
hijo mío. Y los dos iban juntos.” Aun esto no lo frenó.
Lo que viene a nuestra mente ahora es la prueba
de Job. En la historia de Abraham no vemos que Satanás fuera donde Dios para
acusarlo, sin embargo, hay algunas similitudes en la historia. Recordemos de
Job capítulo 1 que Satanás decía que Job obedecía porque Dios lo había bendecido,
pero que, si Dios extendía su mano contra él, Dios vería que Job iba a
maldecirle. Y conocemos el resto de la historia, que, aunque Job se desenfocó
en algún momento, nunca maldijo a Dios y siempre le creyó y afirmó su bondad.
El hecho de que Isaac naciera de una forma
humanamente imposible, después de la menopausia de Sara, esto también debió
ayudar a Abraham a darse cuenta de que él servía al Dios de lo imposible. Especulamos
que, durante los 25 años de espera de Abraham por este hijo, Abraham pensó
muchas veces ¿cómo era que Dios iba a completar esa promesa cuando estaban
envejeciendo? para entonces al final hacerlo de una forma totalmente diferente
de cómo lo hubiéramos imaginado. Es decir, que, en la espera y el cumplimiento
de la promesa, la confianza de Abraham en Dios debió de crecer enormemente.
Y creemos que esto fue posible por lo que Juan
14:20 “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el
que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él.” Jesús
se manifestó a él en su obediencia y ahora aun más. Estudiando esta historia
más la historia de Job, nos damos cuenta de que aun Satanás sabe que es a
través de las pruebas donde los hijos de Dios crecen en su fe.
Las dificultades
nos forman a Su imagen, por eso Romanos 8:28 nos enseña “Y sabemos que para los
que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es para los que son
llamados conforme a Su propósito.” Esta es la forma en la que Dios estaba
formando a Abraham a Su imagen, en la espera.
“Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó
allí el altar,
arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña.
Entonces Abraham extendió su mano y
tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo.”
Observamos que él fue
quien tuvo que edificar el altar, poner la leña y atar a su hijo. Todo esto
toma tiempo, esfuerzo y convicción. La única forma en la que Abraham podía
hacer esto es porque el Señor estaba haciendo la obra a través de él.
Pablo nos dice en Filipenses 2:13 “porque Dios es quien
obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.”
Creemos que Dios nos deja cosas así para que nos demos cuenta de que es Él
trabajando, aún en las cosas pequeñas, pues por pequeñas que parezcan, Dios
está trabajando.
En Juan 15:5 Jesús nos dijo: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el
que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada
podéis hacer.” Y regresando a Génesis 22:11-12 leamos “Mas el
ángel del Señor lo llamó desde el cielo y dijo: ¡Abraham, Abraham! Y él
respondió: Heme aquí. Y el ángel dijo: No extiendas tu
mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a
Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único.”
¿Quién es el ángel del Señor? Jesucristo
pre-encarnado.
Y volviendo a la historia de Abraham en el versículo 13 leamos:
“Entonces Abraham alzó los ojos y miró, y he aquí, vio un carnero detrás de él trabado por los cuernos en un matorral; y Abraham
fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.” Isaac
experimentó lo que cada cristiano experimenta cuando acepta a Jesús como su
salvador, alguien pagó el precio que nosotros debíamos pagar… la muerte.
¿Te percatas de cómo Abraham llamó al lugar donde sucedió este
acontecimiento? Génesis 22:14 nos dice: “Y llamó Abraham aquel lugar con el
nombre de El Señor Proveerá,
como se dice hasta hoy: En el monte del Señor se proveerá.” Y él no lo llamó “donde mi fe fue probada” y tampoco “donde Isaac fue salvado” sino que su enfoque fue en Dios, el Señor proveerá.
Y leamos lo que
Jesús le dijo en Génesis 22:15-18 “El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, declara el Señor, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo,
tu único, de cierto te bendeciré grandemente, y
multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y
como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus
enemigos. Y en tu simiente serán
bendecidas todas las naciones de la tierra, porque tú has obedecido mi
voz.”
Con esta afirmación terminamos el día de hoy,
esperamos nos acompañes el próximo miércoles para continuar estudiando “Una terrible prueba de fe” en este
bello estudio de “Encontrando a Jesús en
el A.T.”
Recuerda
de orar y visitar Mujer para la Gloria de Dios para que puedas escuchar el estudio y contestar
tu cuestionario mientras eres edificada con la hermana Cathy Scheraldi de
Núñez, quien nos ha dado la oportunidad de compartir este bello estudio de su
autoría.
¡Nos
leemos pronto!
En Su Gracia
K A R L A
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